Amores Perros
Es el primer largometraje del director mexicano Alejandro
González. El film se esta compuesto por tres películas en la cual los personajes no se conocen; pero, logran entrelazarse en algún punto, lograr coincidir.
Las etapas más importantes de cada historia tiene algo en común e inician a
partir de un accidente automovilístico.
La primera historia es de Octavio y de Susana, los cuales Empieza con dos jóvenes huyendo de una camioneta cuyos tripulantes tienen la intención de asesinarlos. Así es que se pasan una señal semáforo y chocan aparatosamente contra otro vehículo. Susana es una estudiante joven que esta embarazada del hermano de Octavio pero decide tener a su hijo. Susana al abrir la puerta de la vivienda, se escapa Coffe el perro de Octavio y se topa con un encargado de realizar peleas de perros clandestina. El perro del Jarocho, después de una pelea, sigue envalentonado, y ataca al Coffee, resultando muerto el perro del Jarocho, que bravuconamente va con Octavio a cobrárselo, sin lograr su cometido. Octavio, que está enamorado de Susana y quiere irse lejos con ella y con su hijo, decide conseguir dinero apostando con su perro. Tras una sugerencia de su amigo, Octavio va a visitar al dueño del tugurio en donde se hacen las peleas. Aunque al principio se muestra renuente, tras una pequeña pelea de demostración el dueño acepta darle una oportunidad a Octavio y a Coffee. Ambos se alían, de forma que Octavio pone el perro y el dueño las apuestas. Así Octavio logra una buena cantidad de dinero, derrotando en repetidas ocasiones a los perros del Jarocho.
La primera historia es de Octavio y de Susana, los cuales Empieza con dos jóvenes huyendo de una camioneta cuyos tripulantes tienen la intención de asesinarlos. Así es que se pasan una señal semáforo y chocan aparatosamente contra otro vehículo. Susana es una estudiante joven que esta embarazada del hermano de Octavio pero decide tener a su hijo. Susana al abrir la puerta de la vivienda, se escapa Coffe el perro de Octavio y se topa con un encargado de realizar peleas de perros clandestina. El perro del Jarocho, después de una pelea, sigue envalentonado, y ataca al Coffee, resultando muerto el perro del Jarocho, que bravuconamente va con Octavio a cobrárselo, sin lograr su cometido. Octavio, que está enamorado de Susana y quiere irse lejos con ella y con su hijo, decide conseguir dinero apostando con su perro. Tras una sugerencia de su amigo, Octavio va a visitar al dueño del tugurio en donde se hacen las peleas. Aunque al principio se muestra renuente, tras una pequeña pelea de demostración el dueño acepta darle una oportunidad a Octavio y a Coffee. Ambos se alían, de forma que Octavio pone el perro y el dueño las apuestas. Así Octavio logra una buena cantidad de dinero, derrotando en repetidas ocasiones a los perros del Jarocho.
En
una de las peleas, Coffee, que iba ganando como de costumbre, es herido por un
disparo del Jarocho, quien ya se ha hartado de Octavio. Este último y su amigo
salen de la casa, pero en un arrebato, Octavio vuelve al interior para herir al
Jarocho en el vientre con una navaja. La banda entonces les da persecución,
culminando en el fatal accidente, que culmina en serias fracturas para Octavio
y en la muerte de su amigo. Un final tráfico. Ramiro,
para mantener a Susana decide asaltar bancos junto a un cómplice; sin embargo
termine herido de bala y poco después muere. Durante el velorio Octavio le
propone irse juntos a Susana a ciudad Juárez y ella decide decirle la verdad a
acerca de su embarazo. Ya en la estación de autobuses, un conductor le
pregunta a Octavio si iba a tomar el autobús, pero este desilusionado de que
Susana nunca apareció, desaparece en medio de la oscuridad de la calle y nunca
más se le vuelve a ver.
La
segunda historia es la de Valeria y Daniel, es un importante jefe en una
revista, engaña a su esposa con Valeria una modelo española y también
conductora de un programa en la TV y goza de mucho éxito en su profusión. Tiene
un perro al que adora llamado Richi, Daniel deja a su familia para
quedarse con Valeria, a la cual le compra un departamento para que puedan vivir
juntos y justo enfrente de éste se puede ver un anuncio espectacular con una
imagen de ella modelando. Para celebrarlo, Daniel prepara una cena y Valeria sale
en su auto a comprar una botella de vino. En esos momentos colisiona con otro
vehículo que resulta ser el de Octavio. Tras el accidente, Valeria queda herida
de gravedad en una pierna, lo que la obliga a estar en silla de ruedas con un
aparato en su pierna para que recobre la movilidad. Al día siguiente,
Valeria juega con Richie cuando éste cae en un hoyo que ella misma había
abierto en el piso de su departamento el día en que lo estrena a causa de una
mala pisada en las maderas, quedando el perro atrapado dentro del piso falso;
Valeria no logra sacarlo debido al estado que la dejó el accidente, ella
empieza a través artículo problemas serios y por ende no puede continuar siendo
modelo. una noche Valeria se encierra en su habitación donde Daniel la
encuentra inconsciente por lo que es hospitalizada de nuevo y le amputan la
pierna debido a que se le desarrolló una gangrena en ella, tras una trombosis
generada por los esfuerzos de Valeria en buscar a Richie. Daniel, al recibir la
noticia, se desespera y regresa a su apartamento, pero al llegar empieza a oír
los ladridos de Richie; en medio de su desesperación se da cuenta de que Richie
es lo único que Valeria tiene, y así rompe el suelo de su casa, hasta
encontrarlo. Valeria retorna a su casa con ayuda de Daniel, hundida en una
profunda depresión, se asoma a la ventana y nota que el anuncio con su imagen
ya fue retirado.
La tercera historia es del Chivo y Maru. El Chivo es un
profesor de una universidad privada, se volvió guerrillero, en las fuerzas
de la Liga Comunista del 23 de Septiembre y dejó a su familia cuando su hija
Maru tenía 2 años. Durante el año de 1970, el Chivo estaba metido en problemas
con la ley por sus ideas comunistas, además de empezar a beber en gran
cantidad, realizó atentados terroristas, tales como el secuestro de
empresarios, colocar bombas en centros comerciales y el asesinato de policías
que le seguían la pista al Movimiento Comunista. Tras salir de la cárcel al
purgar una condena de veinte años, el Chivo vive en una vecindad abandonada
rodeado de muchos perros callejeros, y sobrevive realizando encargos para
mafiosos o bien matando personas por dinero. El Chivo es comisionado por
su amigo Leonardo (el comandante de policía con quien se topó Ramiro, y quien
años atrás arrestara al Chivo) y Gustavo Garfias (Rodrigo Murray) para llevar a
cabo un asesinato: Garfias le paga para eliminar a su socio y hermanastro, Luis
Miranda Solares. Durante varios días, el Chivo le sigue la pista y cuando
está a punto de dar el golpe, sucede el accidente.Cuando ocurre el choque entre
el coche de Valeria y el de Octavio, y tras robar el dinero de este último, el
Chivo se lleva al perro de Octavio malherido hasta su casa. Durante la trama,
el Chivo lee en la prensa la noticia de un asesinato realizado por él mismo, y
al voltear la página del periódico ve un obituario anunciando el fallecimiento
de su ex-esposa y madre de su hija, luego asiste al funeral para espiar a su
hija, su ex-cuñada se percata de ello y lo bota. Después del funeral,
El Chivo regresa a su casa y se da cuenta de que Coffee ha matado a todos sus
perros. Furioso, el Chivo quiere matar al perro, pero se arrepiente al ver que
es el reflejo de su propia vida como asesino y ex-combatiente, por lo que
decide enmendar su existencia.
Finalmente, logra secuestrar a Luis Miranda, y al llegar
a la casa del Chivo, le menciona que hay mucha gente que lo quiere muerto. Tras
tenerlo en tela de juicio, durante un día en el patio de la vecindad, le revela
quién es el contratista que lo quiere muerto. Este enfurece y El Chivo pregunta
qué clase de nombre le pondría a Coffee. Este no le pone interés, y lo maldice
varias veces. El Chivo le menciona que, si no fuera por el perro, él ya no
estaría con vida. El Chivo llama a Gustavo, el más interesado en la muerte
de Luis, para que acuda a su casa a pagarle el resto del dinero prometido tras
cometer el crimen. Al llegar, Gustavo es prácticamente forzado a entrar a la
vivienda, y se sorprende de la escena que ve: Luis está atado a un poste, y
sucio. El Chivo juega con las vidas de ambos, retando a Gustavo a que él mismo
mate a Luis, ya que tanto desea su muerte. Al ver que no tiene el valor para
quitar una vida él mismo, el Chivo enfurece, derriba a Gustavo y lo amordaza. Al día siguiente, tras haberse limpiado, afeitado y
vestido con la ropa de ambos, el Chivo los deja para no volver más, no sin
antes colocar la pistola en el suelo entre ambos hombres, en caso de que hablar
sea inútil para "arreglar sus diferencias". Apenas sale, se desata
entre los dos una pelea por tratar de alcanzar el arma, dejando la conclusión
de esta a criterio del espectador.
Mientras tanto, el Chivo, que ha entrado a hurtadillas a
la casa de su hija cuando no había nadie en ella, deja debajo de su almohada el
dinero que ha acumulado tras su último encargo. Después, hace una llamada
telefónica que queda registrada en la máquina contestadora, revelando que su
verdadero nombre es Martín, pidiéndole perdón por cuanto hizo en el pasado,
haber fracasado en su movimiento tratando de hacer un mundo mejor para él y
para ella, y por haberla abandonado cuando apenas era una niña. Antes de finalizar
la llamada, le promete buscarla cuando reúna el valor para verla de frente.Tras esto, el Chivo (Martín) se dirige a vender el auto
de Gustavo al dueño de un taller de auto-partes. Este le pregunta el nombre del
perro, a lo cual Martín responde que se llama Negro. El filme termina con el
Chivo (Martín) y el Negro (Coffee) caminando hacia el horizonte en un terreno
en las afueras de la ciudad, perdiéndose en el crepúsculo (supuestamente a
iniciar una nueva vida
Este film pertenece al grupo de ser cine negro, que muy
duro y radical, de Iñárritu y Arriaga indaga, con fiereza y
verdad estremecedoras, escalofriantes, en muchos de los infiernos que en las
ciudades modernas experimentan sus criaturas. No hay espacio para el lugar
común, para los paños calientes o los caminos fáciles. ‘Amores
perros’ es dolor. Después, más dolor. Y para terminar, más dolor. El dolor como
única seña de identidad del hombre, como único indicio de su dignidad. Como
dicen en ‘El retrato de Dorian Gray’, de Wilde, “hay cosas peores que la
derrota”. ‘Amores perros’ es una
obra incontestablemente mayor. Cine complejo, adulto, sin concesiones.
Probablemente no el tipo de película para ver con los amigos en una noche de
evasión. Su crudeza, su desesperación, es lo que te queda tras su visionado. La
excelente fotografía de Rodrigo Prieto (que huye de cualquier
preciosismo pero también de una abstracción de lo sórdido, creando imágenes
sucias pero verdaderas), el lirismo de la música de Gustavo
Santaolalla (además de una gran selección de canciones) y el percutante
montaje de Luis Carballar, Fernando Pérez Unda y
el propio Iñárritu, capturan poderosamente nuestra imaginación, y al mismo
tiempo que nos perturban, nos hacen un poco más lúcidos, más libres. Es
un verdadero puzle emocional.
Comentarios
Publicar un comentario