Construyendo pirámides


Es el nombre del capítulo 6 del libro Yuval Noah Harari, Sapiens: A brief history of humankind. El capítulo nos explica como la revolución agrícola, a la que se la conoce como uno de los acontecimientos más polémicos alrededor de la historia, causó cierto interés desesperante por lo que deparaba el futuro. Ya que desde distintos puntos de vista fue la puerta hacia un nuevo comienzo; unos dicen que fue “la puerta al progreso” sin embargo, otros piensas que “nos llevó a la perdición.”  Fue el punto en el que los sapiens dejaron de lado sus costumbres y se desplazaron hacia la codicia y la alienación, como explica este interesante capítulo. Una vez establecidos  con una sociedad más amplia, los agricultores vivían en poblados permanentes, con el fin de que el territorio de la mayoría de las personas se redujera y además más artificial; antiguamente lo que ellos llaman hogar eran territorios sumamente extensos, incluyendo ríos, colinas, etc. los campesinas, en cambio se la pasaban trabajando en un delimitado espacio no muy extenso o huerto y su vida doméstica se desenvolvía en una “estructura confinada” de madera, piedra o barro la cual se llamaba “casa” lo que trajo como consecuencia un impacto tanto psicológico (creando un ser más egocéntrico) como arquitectónico.
Cuidaban de lo que era suyo, y si ajenos intentaban romper su paz, iban a la defensiva de manera agresiva; entonces, lo cercaban con paredes o y setos. Con el pasar del tiempo, para los humanos eran aún más difícil abandonar sus islas artificiales, además que poco a poco iban recolectando objetos cada vez más inamovibles que dificultaban su traslado.
Una característica importante que se encuentra para diferenciar a los agricultores de los cazadores recolectores es que los primeros se empeñan más en pensar en el futuro que lo segundos. Aunque estos se dedicaron a una cierta planificación avanzada. La revolución agrícola dio al futuro mucha más importancia de la que había tenido antes.
La preocupación por el futuro se basaba no solo en los ciclos estacionales de producción, sino también en la incertidumbre fundamental de la agricultura. Puesto que la mayoría de las aldeas vivían cultivando una variedad muy limitada de plantas y animales domesticados, se hallaban a merced de las sequías, las inundaciones y la peste. Pero los campesinos producían  más de lo que consumían, para así no sufrir escasez en el invierno y acumular reservas (precaución).
En con secuencia l que depararía el futuro era un enigma que mantenía a los campesinos alerta, observando a detalle cada cambio de la naturaleza, pensando en los beneficio s o perjuicios hacia sus cosechas.  Pensar en el futuro era clave para poder hacer algo al respecto en caso de desastres. El esfuerzo vinculado a la agricultura tuvo consecuencias trascendentales. Estos excedentes alimentarios confiscados impulsaron la política, las guerras, el arte y la filosofía, como lo explica Noah, construyeron palacios, fuertes, monumentos y templos. Todo esto sumando una nueva tecnología de transporte concluyó en permitiendo que cada vez más gente se hacinara primero en aldeas grandes, después en pueblos y, finalmente, en ciudades, todas ellas unidas por nuevos reinos y redes comerciales. Sin embargo las cosas no resultaron de todo perfectas, por ejemplo, la Revolución Francesa la cual fue encabezada por abogados bien asalariados y no por muertos de hambre; La república Romanan en el siglo I a.C. cunado flotas cargadas de tesoros enriquecían a los romanos, pero en esos momentos de prosperidad se iniciaron las guerras civiles.
El problema de raíz se desemboca, en simples palabras, que la evolución de los humanos se desenvolvió en pequeños grupos de decenas de individuos, no permitiendo así que se desarrolle la capacidad de la colaboración en masa.  A pesar de la carencia de estos instintos biológicos, durante la era de los cazadores-recolectores, cientos de extraños pudieron cooperar gracias a sus mitos compartidos. Sin embargo, dicha cooperación era mínima y limitada.
Cuando la revolución agrícola permitió la creación de las grandes ciudades, imperios, etc., dio paso a la invención de relatos acerca de grandes dioses, patrias y sociedades anónimas para proporcionar los vínculos sociales necesarios. A pesar de que la evolución humana seguía en marcha, la imaginación humana construía asombrosas redes de cooperación en masa, distintas a cualesquiera otras que se hubieran visto en la Tierra. Sin embargo, a lo largo de la historia se pudo percibir que «Cooperación» suena muy altruista, si bien no siempre es voluntaria y rara vez es igualitaria. La mayoría de las redes de cooperación humana se han organizado para la opresión y la explotación. Todas estas redes de cooperación, desde las ciudades de la antigua Mesopotamia hasta los imperios qin y romano, eran «órdenes imaginados» ya que  las normas de las sociedades se basaban en la creencia de mitos compartidos.
Según el código de Hammurabi (el cual afirma que el orden social babilonio se basa en principios universales y eternos de justicia dictados por los dioses) las personas se dividen en dos géneros y tres clases: personas superiores, plebeyos y esclavos.  El código también establece que los niños son propiedad de sus padres; años más tarde este código es reemplazado por La Declaración de Independencia Americana la cual promete que si los americanos actúan según sus sagrados principios, millones de ellos podrán cooperar de manera efectiva, y vivir seguros y en paz en una sociedad justa y próspera. Ambos, notablemente nos plantean un dilema, el primero nos indica que las personas son desiguales y el segundo por el contrario que todos somos iguales. Lo que nos lleva a otro interesante análisis; los americanos obtuvieron la idea de igualdad del cristianismo la cual afirma que para Dios todas las almas son iguales; sin embargo, la idea de la evolución se basa en la diferencia, no en la igualdad. Cada persona posee un código genético diferente, y desde su nacimiento se halla expuesta a diferentes influencias ambientales. Esto conduce al desarrollo de cualidades diferentes que llevan consigo diferentes probabilidades de supervivencia. Por lo tanto, «creados iguales» debería traducirse por “evolucionados de manera diferente” como se explica en este capítulo.  
Ahora bien, si nos preguntamos cuáles son las características que evolucionaron en los humanos, podemos decir con facilidad que es la vida, sin embargo que pasa con la libertad? la felicidad? A lo que se llego a la conclusión que la libertad es una invención que solo existe en la imaginación y la felicidad no tienen una definición biológica clara, pues solo se reconocen momentos de placer.
Otra interesante  pregunta que me llamó mucho la atención en la lectura, es la que se plantea así: ¿Cómo se hace para que la gente crea en un orden imaginado como el cristianismo, la democracia o el capitalismo?  En primer lugar insistir en que el en que el orden que sostiene a la sociedad es una realidad objetiva creada por los grandes dioses o por las leyes naturales, obviamente influye bastante la educación, desde que nacen se impone una determinada creencia, que se va repitiendo a lo largo de su vida y se repite asimismo en el entorno y con sus semejantes. Las humanidades y las ciencias sociales dedican la mayor parte de sus energías a explicar exactamente de qué manera el orden imaginado está entretejido en el tapiz de la vida. Pero por sobre todo el orden imaginado esta incrustado en el mundo material, modela nuestros deseos, es intersubjetivo, entendido como algo que existe en el seno de la red de comunicación que conecta la conciencia subjetiva de muchos individuos. Si un solo individuo cambia sus creencias o muere, ello tiene poca importancia. Sin embargo, si la mayoría de los individuos de la red mueren o cambian sus creencias, el fenómeno intersubjetivo mutará o desaparecerá. “No hay manera de salir del orden imaginado. Cuando echamos abajo los muros de nuestra prisión y corremos hacia la libertad, en realidad corremos hacia el patio de recreo más espacioso de una prisión mayor.”

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