Wara Wara

Wara Wara, es un interesante largometraje boliviano, el que tuve recientemente el placer de ver. Y definitivamente lo recomendaría al público. Este film de aproximadamente 70 minutos, este largometraje es baste significativo en el cine boliviano, el argumento se basa en una de las obras de Antonio Díazona Villamil, reconocido escritor boliviano, esta ambientado en épocas de la conquistand española y refleja los contrastes culturales, sociales,  emocionales y el sometimiento de un pueblo y las consecuencias que conlleva tal avasallamiento. Evidentemente conlleva una historia de amor, Wara Wara es hija de un curaca llamado Calicuma y de Nitaya, vive en Collasuyo. Si vida cambia a partir de aquella vez que conoce a un español llamado Don Tristin de la Vega, pero esta relación amorosa es rechazada por la comunidad a la que ella pertenece.
El 9 de enero de 1930 se estrenó en la ciudad de La Paz, en medio de una época llena de prejuicios racistas en la sociedad. Años después, la obra de Velasco quedó archivada, en el olvido.
Tiempo después, aproximadamente en 1989 en el sótano de una casa ubicada en Sopocachi, unos rollos de película fueron hallados en el domicilio perteneciente a los sucesores de la familia Velasco Maidana. Fue entonces que se dio inicio al arduo proceso de restauración. 
EL 30 de junio de 2010, la obra pionera del cine mudo boliviano se presentó en el festival de Cine Restaurado II Cinema Ritrovato, que se llevó a cabo en Bolognia, Italia.  En octubre del mismo año, se exhibió en el XIV Festival Internacional de Cine Recobrado De Valparaíso, Chile. Recibió el premio Santiaguillo por su trayectoria en la preservación del patrimonio fílmico". 
El 21 de septiembre del mismo año, fue reestrenada en la Cinemateca Boliviana.
En Bolivia el cine es un arte esencialmente urbano: el mayor porcentaje de público lo constituye la clase media y no existen salas de cine en el area rural. Sin embargo, desde sus inicios el cine boliviano ha estado caracterizado por su temática indígena. El historiador Carlos D. Mesa lo atribuye a un interés casi obsesivo de los cineastas por recuperar los problemas de la realidad social boliviana y de sus complejas culturas. El crítico Alfonso Gumucio-Dagrón asegura que “desde su etapa más temprana hasta el día de hoy el cine boliviano ha sido, a pesar de su crónica falta de recursos, un cine combativo e independiente, comprometido con los problemas sociales del país”.  (Gumucio-Dagrón 1996: 85).

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